Europeístas asistió, el pasado lunes 27 de febrero a las 18h, al coloquio-debate sobre las elecciones holandesas y la influencia de Trump, organizado por Europa En Suma en Madrid y que contó con la presencia de Jan Bok, historiador y filósofo de la Universidad Erasmo de Roterdam. Aquí os dejámos la crónica del evento.
Con una gran puntualidad, dio comienzo el coloquio-debate que giró, en su práctica totalidad, sobre la figura del candidato del Partido de la Libertad (PVV, por sus siglas en neerlandés) para las elecciones que se celebrarán este próximo 15 de marzo en Holanda: Geert Wilders.
Wilders, como bien nos dejó claro a la audiencia Bok, es, en todo caso, un candidato populista. Populista porque su discurso, meticulosamente medido (a la manera de Trump, pensado para ser transmitido en forma de tweets o titulares para prensa muy directos y polémicos), está específicamente ideado para calar en la sociedad. Pero, a diferencia de Trump, o de otros populistas de nuestro continente como Le Pen, su discurso se diferencia del de la extrema derecha en aspectos -y sobre esto se centró el encuentro durante un tiempo- como el del Estado del bienestar, que Wilders no quiere reducir, sino mantener y fortalecer. Por lo tanto, y a diferencia de su etapa previa en el VVD (partido conservador-liberal), su discurso económico es completamente distinto, partidario de impulsar medidas como, por ejemplo, mejorar las becas para los estudiantes.
Pero, cuando se habla de Wilders, lo que más destaca es su total rechazo a un colectivo: el musulmán. No se trata de una actitud de rechazo al colectivo más radical, sino de algo más drástico, el no querer que nadie con esa religión tenga acceso al país. Su programa, según Bok, se basa en proclamas para llamar la atención de variados colectivos del país, y para llamar al voto a los que rechazan los movimientos migratorios, la proclama tiene un nombre: desislamización de Holanda.
Por último, también abogan Wilders y su partido por la salida de la Unión Europea. Se explica, por su buena situación económica, que un sector de los holandeses considera que puede salir adelante, del mismo modo que han pensado los ingleses, desde fuera del entramado de la Unión Europea. Se hizo mención, en el turno de preguntas, a la posibilidad de que algunos partidos holandeses propusieran, como reacción al euroescepticismo absoluto -Holanda en solitario- la posibilidad de una Unión Europea a dos velocidades, con los países más fuertes económicamente por un lado (el Norte, prácticamente), y los países menos fuertes por otro, entre los que se encontraría España.
Fue un placer asistir a este debate y conocer de cerca las actividades de la asociación organizadora, Europa en Suma, quien también nos invitó a acudir a sus próximos actos, y con la que compartimos el apoyo a la marcha de Roma el próximo 25 de marzo.
Agradecemos a Alejandro Charro este resumen.
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