Blogs La Razón | Por Carmen Serrano |
Europa está de moda. Resulta noticia de interés en medios de comunicación; es objeto de debate y reflexión política; inspira eventos y movilizaciones sociales. Y, no menos evidente, Europa está de cambio.
Cerramos unas semanas y un mes de marzo de contrastes y emociones encontradas. Por una parte, celebrábamos con ilusión el 60 Aniversario del Tratado de Roma. El inicio de un camino común que nos ha aportado paz, progreso, estabilidad y crecimiento. Un camino en el que hemos ido rompiendo muros y superando obstáculos hacia una integración con libertad de movimientos de personas y capitales; hacia una integración de mercados monetarios, económicos, fiscales y laborales; hacia un sistema democrático garantista de derechos y libertades. Un camino en el que hemos ido sumando compañeros de viaje. Un camino difícil por momentos, e incompleto aún, pero un buen camino sin duda alguna.
Por otra parte, se oficializaba el inicio del proceso de desanexión de Reino Unido de la Unión Europea. Después de haber superado no pocas amenazas dimanadas de corrientes nacionalistas y populistas que, aprovechándose de la situación actual de descontento social, movían a romper con Europa, nos enfrentamos a la primera situación real de desanexión.
Mas sin complejo alguno, toda situación de cambio es una oportunidad. Se nos presenta una oportunidad de cambio de futuro en la que reforzar un proyecto político común recuperando su grandeza política y su carácter social. Una oportunidad para que nuestros representantes políticos, con valentía y ambición, pongan en valor la unión en Europa, permitiendo recuperar la ilusión por este camino común que nos sigue englobando a todos, y del que todos nos podamos sentir parte. Porque en un mundo globalizado en el que solos no somos potencias mundiales, aislarse es un suicidio. Porque después de 60 años, Europa sigue siendo camino de futuro y de progreso. Porque, no olvidemos, Europa no es el destino, sino el camino que nos permite avanzar en justicia, en igualdad, en democracia.
Desde Europa podemos consolidar los principios democráticos, el respeto a los derechos humanos y libertades civiles. Construir sobre políticas de igualdad y protección de la familia, especialmente de la infancia, fomentando medidas de conciliación laboral y corresponsabilidad familiar, de flexibilidad en horarios y custodia compartida. Trabajar por una política fiscal común, haciendo frente a los paraísos fiscales y a la corrupción. Avanzar en políticas de empleo que refuercen los derechos laborales y fomenten la creación de empleo de calidad, reduciendo la temporalidad laboral y acabando con la discriminación en derechos según la modalidad contractual. Reforzar los derechos de los usuarios frente a los mercados, los sectores y las multinacionales. Ofrecer una respuesta común a dramas humanitarios globales, como la actual crisis de los refugiados.
El proyecto europeo está todavía incompleto, y es nuestra responsabilidad aprovechar esta oportunidad. Podremos ser aquello que queramos ser. Por ello, seamos más Europa. Seamos más unión. Seamos más futuro. Y, como se dice durante el Camino de Santiago, saludo solidario de todo peregrino, buen camino, Europa.
Porque tú eres nuestro camino.