Qué mejor lugar que una facultad de económicas para un apasionante debate sobre el futuro de la Unión Europea. La Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad del País Vasco, en Bilbao, acogió el pasado viernes 24 de noviembre un debate que no podría ser más oportuno. En un salón de actos que la organización no había previsto tan lleno, el debate se tradujo en más de 3 horas y media de nuevas ideas para apuntalar el futuro de la Unión Europea, viejas ilusiones, y sobre todo, una gran curiosidad.
¿Los protagonistas? Cuatro excepcionales invitados relacionados con la Unión Europea, D. Eneko Landaburu, D. Mikel Landabaso, D. Antonio de Lecea y D. Enrique Calvet, cada uno especializado en su campo de trabajo. Fue todo un placer escuchar sus intervenciones, a veces llenas del entusiasmo más contagioso, otras repletas de los datos más genuinos y desconocidos.
Eneko Landaburu fue el encargado de abrir el debate. Un peso pesado en la Comisión Europea durante al menos dos décadas, representó a las instituciones europeas como pleno conocedor de las mismas. En su primera intervención desgranó el camino que ha recorrido el proyecto europeo hasta el día de hoy, dejando unas bonitas reflexiones para la posteridad. “No se puede tener ahora un debate de refundación completa de la UE, tenemos que trabajar con lo que tenemos” advirtió desde la voz de la experiencia. Prudente y perfectamente consciente de las dificultades que atraviesa el proyecto europeo, trató de explicar las que a su entender debían ser las medidas más urgentes a desarrollar, entre ellas, la defensa común o la respuesta a la globalización, fuente de malestar para una parte de la ciudadanía. Al fin y al cabo, como bien dijo posteriormente: “Europa tiene cabida y justificación si defiende al ciudadano”. Por desgracia, su vuelta a Bruselas le impidió permanecer el resto de la reunión.
Mikel Landabaso aportó su conocimiento en cuanto a comunicación, siempre en nombre de la Comisión Juncker a la que representa como director de comunicación. Se vio tan apasionado de su trabajo como el primer día. Si algo realmente crucial expresó durante sus numerosas intervenciones es la necesidad de una estrategia de comunicación que dé un giro de 180 grados. Hoy, más que nunca, los europeos necesitamos saber lo que hacen aquellas instituciones tan lejanas que nos representan en Bruselas. Más aún, explicó que la Comisión está dispuesta a cambiar su estrategia hasta ahora, dejar la austeridad a un lado y abrazar nuevas políticas de inversión para hacer de Europa un lugar próspero de nuevo y cohesionar sus territorios. Sus cifras fueron una delicia para los curiosos, como por ejemplo que la inversión destinada a España equivale a 2 planes Marshall. Cómo no arrodillarse ante la evidencia.
Enrique Calvet, eurodiputado del grupo liberal ALDE, tomó el testigo por parte del lado político. Lejos de las posturas más serias de los demás, sus intervenciones fueron siempre interesantes, en ocasiones hilarantes. Para comenzar, emplazó a los jóvenes que allí se agolpaban a escribir el futuro de la Unión Europea, pues a los jóvenes les corresponderá decidir qué ocurrirá en las próximas décadas. Para él, “la Unión Europea forma parte del Patrimonio de la Humanidad”, pues pocos proyectos han pasado de los primeros pasos que la UE dio hace ya más de 60 años. Posteriormente, destacó la necesidad de moderar las desigualdades que aquejan actualmente nuestras sociedades, pues a su entender, de dicho problema surgen los distintos populismos que amenazan con tumbar el proyecto de construcción europeo. Los ejemplos sobre beneficios de la UE fueron una constante a lo largo de su discurso.
El último en hablar fue el técnico del grupo, Antonio de Lecea. De voz moderada y calmada, no tardó en descargar sobre un público expectante todas aquellas cifras que a veces no se comunican lo suficiente, cayendo en el olvido. Más allá, su discurso desaprobó posteriormente el yermo debate sobre la globalización que ha amenazado con atenazar las decisiones a tomar en la UE, cargando especialmente contra el Presidente Trump y la postura proteccionista china. Según de Lecea, la Unión Europea debería abanderar en estas décadas venideras el liberalismo y la defensa de los valores que tanto nos ha costado expandir.
Todos ellos coincidieron en numerosos puntos. La necesidad de establecer un puesto como Ministro de Economía de la UE, así como la lucha contra las desigualdades y la construcción de una fuerza de defensa europea conjunta y fuerte, levantaron la aprobación del público. Otras ideas, como una Unión Bancaria o sanciones más duras contra los países que no cumplan las normas europeas, fueron acogidas siempre con debate.
Los tres participantes que quedaron al final del turno de preguntas nos deleitaron con los tres conceptos que, a su parecer, remarcarían sobre el futuro de la UE, qué mejor forma de acabar. Mikel Landabaso propuso “Euro, igualdad y Estado de Derecho”, sin duda toda una declaración de intenciones del miembro que hablaba más en nombre de la Comisión. Antonio de Lecea mencionó que “la experiencia demuestra que podemos conseguir mucho más juntos”, escapando de los tres conceptos y prefiriendo a su vez todo un lema en que centrar los esfuerzos colectivos e individuales. Por último, Calvet argumentó “visión estratégica, generosidad, ética del bien común y educación”, mostrando así otra perspectiva de la UE que suele olvidarse.
En definitiva, el futuro de Europa está en manos de los que lo peleen. Es nuestro deber hacerlo.
Agradecemos a Imanol Lizarriaga y Carmen Serrano esta crónica.
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