Altavoz Europeísta | Por Hernán Vallés.
El feminismo vive a día de hoy un momento de saludable protagonismo en el debate público. Las reivindicaciones sobre la igualdad de la mujer en nuestra sociedad están más presentes que nunca en los medios de comunicación, la política y las redes sociales, una presencia necesaria para avanzar en la justa eliminación de la brecha de género que existe en diferentes ámbitos. El feminismo se ha hecho fuerte y esto ha dado alas a sus integrantes para convocar la primera huelga de mujeres de nuestro país, con el objetivo de ejercer presión para lograr la equiparación de derechos entre hombres y mujeres.
Sin embargo, el manifiesto de las convocantes ha recibido diversas críticas por su línea ideológica anticapitalista, expresada en frases como “Llamamos a la rebeldía y a la lucha ante la alianza entre el patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles, sumisas y calladas” o “Las guerras son producto y extensión del patriarcado y del capitalismo para el control de los territorios y de las personas”. Y es que, más allá de lo legítimo de apoyar cualquier tipo de protesta social pacífica y democrática, lo cierto es que esta vinculación entre discriminación femenina y liberalismo económico no se sostiene, si nos atenemos a los datos.
Para demostrarlo, es útil comparar los resultados de dos de los principales índices que valoran a los países en términos de liberalismo económico e igualdad de género. Por un lado, el Índice de Libertad Económica en el Mundo, elaborado por la fundación Heritage, que clasifica a los países en función de su respeto al Estado de Derecho, eficacia reguladora, tamaño del gobierno y apertura de los mercados para determinar qué economías sufren una menor intervención. Por otro lado, el Índice de Brecha de Género publicado por el Foro Económico Mundial, que mide la desigualdad entre hombres y mujeres en 144 países de todo el mundo, atendiendo al grado de desigualdad en el acceso al poder político y a la educación, en la participación en la economía y el mundo laboral cualificado, y en la esperanza de vida.*
Si observamos los datos del año 2016, vemos una clara progresión en materia de igualdad entre países en función de su grado de libertad económica. El quintil de los países mejor situados en el ranking de Heritage, que podríamos llamar “los más capitalistas”, obtiene una media de 0,729 en el Índice de Brecha de género, frente al 0,674 que alcanza el quintil “menos capitalista”. El segundo quintil puntúa con un 0,703, mientras que el tercero y el cuarto logran un 0,690 y un 0,675, respectivamente.
Como puede observarse, la brecha de género en cada quintil es menor cuanto más alto se sitúa en materia de libertad económica. Es cierto que los resultados no son homogéneos, ya que podemos encontrar países con brechas de género muy bajas en casi todos los quintiles, pero la norma general indica que una menor intervención económica del estado conlleva una mayor igualdad entre hombres y mujeres. De hecho, de los 10 países con menor discriminación femenina, cinco se encuentran entre los más libres en el terreno económico: Islandia, Finlandia, Suecia, Irlanda y Nueva Zelanda.
El manifiesto feminista acierta al señalar problemas que existen en nuestra sociedad y a los que urge poner solución por una cuestión de justicia, pero se equivoca de pleno al culpar al capitalismo de ser el origen de los mismos. De hecho, el capitalismo puede ser un gran aliado de la causa feminista, al tratarse de un sistema flexible y capaz de acoger cambios sociales y en el que la creación de riqueza es uno de los principales medios de ascenso social, sin importar el sexo, raza o credo de la persona que lo haga. Tanto hombres como mujeres debemos apostar por la igualdad de género, pero es necesario hacerlo guiados por el análisis riguroso de la realidad y no por prejuicios ideológicos.
*Para el análisis se han tenido en cuenta únicamente los 144 países que aparecen reflejados en ambos índices.
Hernán Vallés es miembro de Europeístas.
4 comentarios en “Capitalismo e igualdad de género: en qué se equivoca el manifiesto de la huelga feminista”
Me parece muy certero y realista. Sólo podría añadir que las huelgas cuando son teledirigidas politicamente dejan mucho de su esencia en el camino
Desde luego, cuando se politiza un asunto lo que se hace es dividirlo aún más. En este caso mejor luchar por la igualdad con la realidad por delante, no prejuicios. Muy buen artículo.
Ya es habitual la utilización demagógica de ciertos asuntos para conseguir fines políticos pero es más raro encontrar opiniones informadas que los pongan en evidencia. Gracias, Hernán.
El debate generado es ya de por si un exito , las politicas publicas encaminadas a mejorar las diferencias deben de ser evaluadas por sus resultados.