En Minuto Crucial | Por José Francisco Sigüenza
No sé si fue porque la recomendó Arturo Pérez Reverte o porque toca ponerse intensitos en Navidad, pero el caso es que la última película de Jennifer Lawrence y Leonardo di Caprio está arrasando en Twitter. Me refiero a “No mires arriba”.
No es mi intención destripar la trama de la película sino más bien poner de relieve lo extraño que resulta que una parte de aquello que marca tendencias, pone y quita ídolos generando opinión, se dedique a criticar lo que en sí mismo es. Aún más curioso resulta ver cómo determinados políticos se unen al carro de la moda y en sus redes sociales proclaman las bondades de la película cuando ellos mismos son de lo que más se critica en ella.
Nos piden reflexionar sobre lo que en ella se plantea: el poder de una mentira bien contada, la manipulación que hacen determinados poderes, políticos y económicos, sobre las personas, la crueldad del vil metal… Y por supuesto el pueblo reflexiona… a su manera, a la manera que se espera de él.
Aparecen entonces los mensajes de alabanza de miles de tuiteros y con ellos los memes. Se comienzan a hacer similitudes entre los protagonistas de la cinta y los políticos actuales, gracietas y burlas que buscan herir y humillar al contrario.
Así somos, menuda porquería de reflexión, justo lo contrario de lo que pretendidamente se persigue. Supongo que esto también lo han previsto los ejecutivos de Netflix, nada parece ser lo suficientemente poderoso como para que una sociedad adicta al no pensar y a las sensaciones inmediatas, despierte de su letargo.
Por otra parte, hay otros mensajes que parece es mejor no escuchar, aunque se emitan en “prime time”. El discurso de S.M el Rey en la Nochebuena, por ejemplo.
En este discurso lo de menos era la fotografía que había detrás del monarca, esa escenografía en la que todos quieren ver un mensaje oculto. En las palabras de este año quedaba muy a las claras el recado: mirar al pasado para comprender nuestro presente y así mejorarlo, que las instituciones dejen de pelear y lleguen a consensos, entender Europa como el mejor marco para conseguir nuestros objetivos y sobre todo y lo más importante a mí modo de ver las cosas, el papel protagonista de la sociedad en todo ello.
La sociedad española y por extensión la europea, del mismo modo que propone la película, ha de ser consciente de que si no quiere que le digan a dónde ha de mirar, tiene que coger el toro por los cuernos y ser la dueña de su propio destino. Supongo que para muchos de nosotros es más fácil dejarnos llevar, encender la tele y elegir la película recomendada, que hacer una búsqueda de qué es lo que realmente queremos ver y a quién queremos escuchar, pero lo más fácil no siempre es lo mejor.
Si queremos pasar de ser meras marionetas a ser los protagonistas de nuestro futuro, es necesario que miremos arriba, abajo, escuchemos las alternativas y usemos los resortes que nos da el sistema para mover el mundo.
Miremos lejos y con buenos ojos, dejemos de escuchar a quienes nos enfrentan y salvemos el planeta.