Blogs La Razón | Por Carmen Serrano |
Están siendo tiempos convulsos para la Unión Europea. Parece que sólo se hacen públicos sus errores o fracasos, que no son pocos, y nos olvidamos de todos sus éxitos, que son muchos más. Porque lo cierto es que nos une mucho más que lo que nos separa. Nos une el sueño por una Europa en paz, un espacio de justicia, democracia y seguridad que nos permita avanzar hacia una sociedad del bienestar, en el que las decisiones sólo tengan una motivación: el europeísmo. Entendiendo que lo que favorece a Europa, nos favorece a todos. Entendiendo que una Europa fuerte nos hace a todos más fuertes.
Hace poco alguien me recordaba que nunca un mar en calma hizo experto a un marinero. Es en las dificultades donde nos hacemos más grandes y fuertes. Es en las dificultades donde se comprueba si el proyecto europeo funciona como debiera funcionar. Es en las dificultades donde se descubre las debilidades o los desajustes necesarios para que la maquinaria funcione correctamente.
Las discrepancias surgidas en la interpretación de algunos juzgados europeos respecto de la ejecución de las órdenes europeas de detención y entrega solicitadas desde España contra los prófugos secesionistas catalanes, evidencia un grave problema en el funcionamiento del espacio europeo de justicia y seguridad que han hecho encenderse todas las alarmas. Porque la libertad de circulación de personas requiere de un correcto funcionamiento del espacio europeo de justicia y seguridad para evitar impunidades con las huidas de prófugos de la justicia nacional evitando ser juzgados en sus países. Lo importante será lo que desde el proyecto común europeo se haga a partir de ahora para corregir esta realidad indeseable, este grave espacio de impunidad. O, mejor dicho, lo importante es lo que desde el proyecto común europeo hagamos, porque podemos influir.
Una nueva grave situación de riesgo de impunidad se nos presenta este 4 de mayo. La organización terrorista ETA escenificará el próximo 4 de mayo un nuevo triste sainete de su negra historia de terror y asesinato. Después de más de ochocientos asesinatos, después de más de dos mil quinientos heridos, después de miles de familias rotas, extorsionadas, amenazadas, sin reconocer su historia de terror y justificando la existencia de ciertas víctimas aludiendo a un supuesto conflicto político que sólo ha existido en su argumentario, escenificará su disolución en tierras francesas. Yo me pregunto cuál será la postura de Europa frente a este anuncio. Si se sumará a las prisas que demuestran tener algunos por pasar rápido página a una de los capítulos más negros de la historia reciente de España y Europa, con un vergonzoso y vergonzante borrón y cuenta nueva, o dará un paso valiente y se negará a ser cómplice de un negro futuro de impunidad, que silencia nuevamente a tantas y tantas víctimas, todas ellas inocentes.
Por ello, es imprescindible una respuesta contundente desde Europa, un único mensaje, sin fisuras ni contradicciones, que no genere expectativas a quienes nunca debieron existir. Europa diciendo no al terrorismo.