Blogs La Razón | Por Carmen Serrano |
Llega el verano y con él las vacaciones, los planes, los reencuentros y las despedidas. Apenas unas semanas en las que organizarlo todo y sacar tiempo para abrazos de bienvenida y de despedida. Apenas unas semanas para tomar decisiones sobre el presente y el futuro en Europa.
Son semanas de reencuentros con amigos que vuelven a casa en vacaciones. Luis y Carlos vuelven desde Berlín, donde viven y trabajan desde hace ya cinco años tras cursar allí el último curso de ingeniería dentro del programa Erasmus, cuando se conocieron. Los cafés con David este año vienen cargados de dudas, las mismas que se plantean sus compañeros de piso en Edimburgo, donde ha terminado instalándose tras más de diez años viajando y trabajando por distintas ciudades europeas. Diez años ya desde aquel verano que, mochila en mano, se lanzó a la aventura de conocer Europa a través del interrail, diez años durante los que sólo ha vuelto por vacaciones. Pero hoy el Brexit y la incertidumbre de lo que termine por ocurrir está quitando el sueño a más de uno. ¿Podré quedarme en Edimburgo, o tendré que plantearme un nuevo cambio de residencia?, se pregunta. Porque las facilidades para vivir y trabajar que permite el espacio europeo, sin fronteras, sin pasaporte, sin permiso de trabajo, podrían desaparecer en Escocia de producirse la ruptura a la que lleva el Brexit.
¿Cómo es posible que se planteen destruir un proyecto integrador común que favorece y enriquece a todas sus partes, para volver a construir muros y obstáculos? Muchos, no sólo David, nos hacemos la misma pregunta.
Otros, como Alejandro, han optado por regresar. Alejandro siempre quiso ser actor. Hace tres años viajó a Londres para mejorar su inglés. Allí se matriculó en varios cursos de artes escénicas, y hasta colaboró con varios grupos de teatro. La City ofrecía grandes oportunidades. De hecho, sus padres estaban convencidos de que no volvería en muchos años. Pero ha regresado a Madrid hace dos meses. Con el Brexit, todo cambia.
El verano es también momento de despedidas. Como la despedida de mi prima María, que un verano más aprovecha estas semanas de descanso para viajar a Portugal y colaborar en un centro de recuperación de aves dentro de un programa de voluntariado europeo. O la despedida de Carla. Estudiante de arte, este verano se irá a Milán, donde colaborará con un grupo de voluntariado para desarrollar proyectos de conservación y restauración de obras de arte en varios museos italianos. Cerraron los detalles ayer mismo por skype, y en apenas unos días tendrá todo listo para viajar. Porque viajar por Europa es así de fácil. Como ella misma nos contaba, sólo ha necesitado solicitar la tarjeta sanitaria europea. Sin necesitar cambiar divisas. Y, este año, sin sobresaltos por gastos inesperados en la factura del móvil.
¿Siempre viajar es tan fácil? Que se lo pregunten a Ane, que lleva varios meses organizando su viaje a Cuba.
A los que vuelven, a los que se van, feliz viaje y feliz verano.