En Minuto Crucial | Por José Francisco Sigüenza
Escribir esta columna semanal a veces se antoja complicado por ese afán que se tiene de no resultar repetitivo en los argumentos e ideas que uno pretende trasladar. Es difícil digo, pues la realidad que tan cambiante aparenta ser, no lo es tanto, y escondida entre pedradas, navajas y cartuchos de fusil, se esconde la misma historia de siempre, el sonido estruendoso de una banda que pretende dejarnos sordos, no dejarnos escuchar ni hacernos entender y mucho menos pensar. Nuestros queridos políticos en campaña.
Ahora todos los partidos cacarean que vivimos en una polarizada crispación insoportable, y lo dicen mientras azuzan a sus huestes contra los otros mediante iracundos perfiles tuiteros. Por un lado, el guante de seda de unas declaraciones, la mejor de las veces, amables y dialogantes y por el otro lado, la pulla, el zasca y el ataque feroz vacío de argumentos. ¿De verdad pretenden acabar con la crispación así?
¿Cómo no incidir una semana tras otra, en el mal que nos aqueja? ¿Cómo no vamos a señalar, aunque nuestra voz no se escuche apenas, la trampa del tahúr que siempre juega con cartas marcadas? Vayamos pues a ello.
Se supone que los que vivimos en Madrid estamos inmersos en una campaña electoral y que, como todas, esta sirve para escuchar las propuestas que los distintos partidos tienen que ofrecernos.
Tengo encima de mi mesa, al lado del ordenador, los sobres de seis candidaturas y ninguna aporta una idea concreta, todo son vaguedades y envoltorios brillantes. Bajar impuestos, bajar el precio de los alquileres, aumentar la seguridad… Pero ¿cómo lo van a hacer? No hay respuesta, sólo palabras huecas.
Escuchamos frases como, somos inconformistas, el Madrid de todos, el de la mayoría… Pero por favor, ¿acaso no podrían cada uno de ellos afirmar lo mismo desde sus distintos colores? ¿Qué se aporta de original? ¿Qué hay detrás de tanto ruido? Sólo se diferencian las caras y los logos. Las caras, además, del primero de la lista, de los otros 135 nada se sabe y se supone que también tendrán algo que aportar, si no, ¿qué hacen ahí?
Para colmo de la simplificación del mensaje nos ofrecen no ya votar por unas ideas sino votar para que no salga el otro. Da igual que las propuestas sean una birria, siempre serán mejor que el que gobierne ese otro que es el mismísimo Satanás. Es el doble tirabuzón inverso del voto útil, da igual lo que te ofrezcan, lo importante es que no salga mi opuesto.
Pues no, no es ese el camino, en absoluto. Se necesitan ideas, propuestas, argumentos, programa, programa y programa que dijo Anguita. Por cierto, ¿dónde están los programas? Eso no se publicita, el único documento que les compromete con el elector y lo esconden.
Así que nada de pinzas en la nariz para votar, nada de lo menos malo, exijamos la misma calidad en los políticos que le pedimos a un vino o a unas croquetas. No podemos comernos cualquier sapo.
Leamos, comparemos, votemos en conciencia y exijamos que cumplan el programa. Ese es el voto útil para Madrid.