En Minuto Crucial | Por José Francisco Sigüenza
Italia ha estado de referéndum. Han votado si reducían el número de diputados y senadores, en total estaban en juego 345 representantes menos. El resultado ha sido que sí, que adelante con el recorte. El paso siguiente, según cuentan los diarios, es cambiar la ley electoral para hacerla más proporcional.
En España han sido muchos los que han alabado esta medida y proponen acciones similares. No sé, creo que lo prudente sería, antes de pedir nada, que analizásemos qué consecuencias trae aparte de un recorte presupuestario.
Entiendo que la medida, cuando se plantea en España (el caso italiano lo desconozco) pretende acabar con un gasto excesivo en personal que no se justifica. ¿Para qué tanto diputado? ¿Para qué el Senado y los senadores?
Las preguntas no están mal encaminadas y es que si nos fijamos bien y teniendo en cuenta la férrea disciplina de voto que imponen los partidos políticos, bastaría con que los portavoces de los partidos jugasen con sus “diputados de plomo” para que el resultado final fuese el mismo. Llevando este razonamiento al extremo, no se necesitarían representantes públicos, con votar a partidos y que estos manejasen sus porcentajes, bastaría.
Es esta reducción al absurdo la que nos ha de llevar al quid de la cuestión, ¿en verdad son necesarios diputados y senadores? La respuesta es NO mientras no cambie la Ley Electoral.
Pongamos un ejemplo: Mañana hay que votar los presupuestos, el PSOE necesita de PNV, Esquerra y Bildu. Todos los diputados del puño y la rosa, los extremeños, andaluces, riojanos y de ambas castillas votarán lo que diga el partido, las negociaciones se llevarán desde Ferraz, no serán necesarias comisiones ni reuniones en el Congreso.
Esto será así pues con la actual ley electoral en la que las listas son cerradas y bloqueadas, los diputados tienen poco margen de acción, en caso de desobedecer se enfrentan a multas y lo que es peor para ellos, a que el partido no les incluya en las listas en las siguientes elecciones. En este caso para la votación de presupuestos sería lo mismo que en vez de diputados, Adriana Lastra presentase unos naipes con el logo del PSOE a modo de “señorías”.
¿Qué pasaría si las listas fuesen abiertas y desbloqueadas? ¿Qué pasaría si los extremeños ven que el diputado al que ellos han elegido como “suyo”, su representante, decide que con los dineros de su AVE se van a “comprar” los votos de vascos y catalanes? Pues que a buen seguro ese señor no volvería a ser diputado en su vida y por lo tanto que se cuidaría muy mucho de no votar semejante atropello para los intereses de sus conciudadanos. Las negociaciones entonces, no se llevarían en Ferraz o en Génova, se harían en comisiones y reuniones entre los representantes de los partidos y en ese caso es posible que no sobren diputados, sino que haya que plantearse si no se necesitan más.
Hay que tener mucho cuidado con las propuestas populistas pues lejos de traernos más democracia es posible que nos la terminen robando. Menos diputados significa también menos partidos en el hemiciclo, menos pluralidad y por lo tanto más pensamiento único.
Si el Senado y el Congreso están sobredimensionados y no cumplen con su cometido hay que investigar por qué. Posiblemente nos llevemos una sorpresa y la solución no sea eliminar personas sino restar poder a los partidos y a sus aparatos endogámicos.