Por Iván Rodríguez
1. Introducción (pulsa aquí para leer la primera parte)
2. Pros y contras de las alternativas al vehículo de combustión
En base a lo comentado anteriormente, parece que va a ser inevitable la futura desaparición de los combustibles fósiles en la automoción, salvo hechos sociales que hagan deshacer el rumbo marcado. Por eso se hace necesario analizar y crea un debate sobre los pros y contras de las nuevas fórmulas que se presentan en el panorama automovilístico:
- En primer lugar, debemos tener en cuenta que los vehículos eléctricos han experimentado un crecimiento significativo en los últimos años. Según un informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA), las ventas de vehículos eléctricos aumentaron un 43% en 2020, alcanzando un total de 3 millones de unidades. Se espera que esta tendencia continúe a medida que la tecnología de baterías mejore y se vuelva más accesible. Además, la adopción de políticas gubernamentales favorables, como incentivos fiscales y la creación de zonas de bajas emisiones, también ayudará a impulsar la demanda de vehículos eléctricos.
- Por otro lado, están los vehículos de hidrógeno también tienen un gran potencial para convertirse en una alternativa viable a los ICEs. Los FCEVs utilizan hidrógeno y oxígeno para producir electricidad, lo que significa que no emiten gases de efecto invernadero. Según un informe de McKinsey, la producción de hidrógeno renovable se espera que se convierta en una industria de 2,5 billones de dólares para 2050, lo que podría reducir el costo de los FCEVs y hacerlos más asequibles.
En resumen, el futuro de los vehículos eléctricos y de hidrógeno es prometedor, y es probable que el mercado de los vehículos con motores de combustión interna se reduzca significativamente en las próximas décadas. La adopción de políticas gubernamentales favorables, la mejora de la tecnología de baterías y la producción de hidrógeno renovable son factores que impulsarán el crecimiento de estas tecnologías. A medida que la transición hacia vehículos más limpios y eficientes continúe, es probable que se produzca una reducción significativa en las emisiones de gases de efecto invernadero y se mejore la calidad del aire en las ciudades.
Sin embargo, todavía existen algunos desafíos a abordar. Uno de los principales desafíos es la infraestructura de carga para los vehículos eléctricos y de hidrógeno. Aunque la cantidad de estaciones de carga ha aumentado significativamente en los últimos años, todavía no es suficiente para satisfacer la demanda en algunos lugares. Además, los vehículos eléctricos todavía tienen una autonomía limitada en comparación con los vehículos con motores de combustión interna, aunque esto está mejorando con la mejora de la tecnología de baterías, pero sigue siendo insuficiente ante las necesidades de largos desplazamientos y los altos precios del transporte ferroviario y aéreo.
Otro desafío es la producción de baterías y la disposición final de las mismas. La producción de baterías requiere el uso de materiales que pueden ser costosos y potencialmente dañinos para el medio ambiente. Además, la disposición final de las baterías usadas puede ser un problema si no se maneja adecuadamente, como está ocurriendo actualmente.
En cuanto a los vehículos de hidrógeno, uno de los principales desafíos es la producción y almacenamiento de hidrógeno. La producción de hidrógeno a partir de fuentes renovables es costosa y requiere una gran cantidad de energía. Además, el almacenamiento de hidrógeno también puede ser un desafío, ya que requiere tecnologías de alta presión que son costosas y requieren mucho espacio, con los planes de crecimiento de las ciudades y el urbanismo cada vez más concentrado es un verdadero reto.
En conclusión, aunque los vehículos eléctricos y de hidrógeno tienen un gran potencial para reemplazar los vehículos con motores de combustión interna, todavía hay desafíos que deben abordarse ya que no están realmente preparados para un crecimiento en sus ventas. La transición a vehículos más limpios y eficientes requerirá una inversión significativa en infraestructura de carga y producción de baterías e hidrógeno. Sin embargo, a medida que las tecnologías continúen mejorando y los costos disminuyan, es probable que los vehículos eléctricos y de hidrógeno se conviertan en una alternativa cada vez más atractiva a los vehículos con motores de combustión interna.
3. Futuro del automóvil