Altavoz Europeístaeuropeísmo

El retorno del populismo (segunda parte). Por Iván Rodríguez y Alejandro Charro.

Lo que ha derivado en el auge de los populismos ha sido tradicionalmente, por la experiencia del siglo XX, la mala situación económica de cada país. Sin embargo, en esta segunda década del siglo XXI que está llegando a su fin, estamos contemplando cómo el populismo no nace necesariamente vinculado a una crisis económica. Es cierto que una situación así propicia la expansión de los movimientos populistas, pero no es una condición de la que dependa al cien por cien el crecimiento de los mismos, pues existen factores de índole social que podrían incluso ser más determinantes que los económicos.

Antes de la crisis la actividad comercial crecía incluso más del doble que el PIB y ahora el comercio se ha paralizado. Los países desarrollados se endeudaban, aumentaban el consumo y las importaciones y los países emergentes producían y aumentaban sus exportaciones. La caída de las monedas y el déficit ha obligado a muchas economías a aplicar políticas de austeridad, lo que ha hecho descender la calidad de vida de muchas personas, el abono perfecto para que germinaran los bulbos enterrados del populismo.

En Europa, han surgido varias corrientes neo-populistas por ambos extremos, que se tocan las yemas de los dedos, en cuanto a intenciones; buscan el nacionalismo, recuperar la soberanía para destruir la unión supranacional creada durante tantos años y que ha supuesto un gran progreso para los estados miembros, ayudados en su gesta por los apoyos de Rusia, que desea la desintegración económica para su beneficio comercial.

Estos neo-nacionalismos se han apoyado en una crítica a las políticas económicas de libre comercio, a la descoordinación de los órganos, en el enaltecimiento de pérdidas de soberanía, que sería un paso atrás en los valores de unión y solidaridad, y sobre todo en las políticas de inmigración como estandarte populista para ambos bandos, eso sí, en sentidos contrarios, bien por el camino de vulneración de los DDHH en la restricción de paso, bien por la amenaza terrorista de los que cuestionan el espacio Schengen, hay para todos los gustos. Claros ejemplos han sido el Brexit y los auges electorales en las últimas elecciones celebradas (Francia, Italia, Alemania, Hungría y Estonia).

Sin embargo estos populismos, son simplemente eso, discursos vacíos oportunistas, nada más alejado de la realidad, según los resultados generales de la cuarta encuesta europea sobre calidad de vida de EUROFOUND realizada en 2016 que muestran un progreso general en las tres áreas de examen clave: calidad de vida, calidad de la sociedad y calidad de los servicios públicos; si bien dicha mejora no se registra en todos los países ni con respecto a todos los grupos sociales pero la Unión Europea ha sido la estructura de progreso del continente.

En España, por ejemplo, los populismos más diestros, ya han conseguido aumentar su representación, todo derivado del conflicto por el proceso de independencia iniciado en Cataluña. Incluso han iniciado la campaña Spanxit que pretende crear un sentimiento de rechazo a la UE, por una presunta inseguridad jurídica y un perjuicio moral y político por la sentencia de Puigdemont en Alemania.

El más común de los populismos de izquierdas ha enarbolado la argumentación de que Europa ya no sirve como garante de derechos para sus ciudadanos, pese a que como hemos comentado ha habido un importante progreso, apelan a la irresponsabilidad de los gobiernos europeos por la falta de impulso de medidas sociales además de la citada crisis de los refugiados, algo que parece alejado de la realidad.

Pero no debemos olvidar que la economía es un choque de trenes en Europa, y por consiguiente, arma arrojadiza de los populismos. Los más claros ejemplos se han dado en las políticas monetarias y en los acuerdos de libre comercio (TTIP, CETA…).

La UE gestiona sus relaciones comerciales con terceros países mediante acuerdos comerciales que tienen por objeto mejorar las oportunidades comerciales y superar las barreras (aranceles y restricciones cualitativas y cuantitativas).

¡No te olvides de compartir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.